jueves, 16 de octubre de 2008

De lo mucho y poco que hay

Hay escritores de muerte
que escriben sin ojos y con huellas de barro.
Hay escritores inertes
de cierto reflujo constante que me causan un miedo indecible.

Hay fuertes de escritura
que se agrupan en la infancia
de los muy tallados escritos inmaduros.

Hay de los que escriben con rabia,
sin alma de colores, siempre tomando la pluma
como una espada asesina.

También estamos los que escribimos por ser inestables,
los que no sabemos cómo ordenar un diccionario
y nos llenamos las manos de artificiosos vocablos

Estamos los que sufrimos
contando las páginas que no llevamos
y los que escribimos y leemos
más con la cabeza y con los labios,
que con las mismas manos.