martes, 11 de diciembre de 2007

Hagámoslo como un Cumplido

No voy a reprenderte.. yo he jugado muchas bromas que le parecerían horribles al resto de la gente. Me he mofado muchas veces de los nacimientos y de las muertes. Así es que olvídalo, no voy a reprenderte. Lo único que quiero que sepas (no por lastimera jugada alharaca, ni siquiera por rabia), es cuanto me duele. No quisiera yo herirte ni culpar ese humor incoherente, pero siento que a veces me cuesta mucho, tú sabes que me cuesta..

Por esta razón, tómalo como una línea de fuego, una montaña de cenizas que debes soplar con picardía, para luego sentarte a limarte las uñas sin interés. Puede que nos equivoquemos, que estemos inmóviles frente a frente; y luego nos movamos sin presura, que seamos tan contrarios como las caras de ese espejo. Puede que mientras yo me aparto del tiempo en un ademán que me hace rugir por los bronquios, tú vibres de pies a cabeza sobre las flores de loto.

Pero aunque te sientes bajo la puerta, aunque cruces ventanas de muerte que están más allá de tus ojos; y me sacudas colmada, porque aún no has visto caer las encriptadas paredes de mi alma, olvídalo, que no voy a decirte nada, no voy a reprenderte. Peor aún, voy a encerrarte con calma..

jueves, 6 de diciembre de 2007

Café

A veces casi tiritando frente al monitor, lo tomo con una actitud convulsiva, no me detengo a mirarlo. Es fuerte, debe ser fuerte, aquel que no lo toma cargado no tiene misterios, nada que le despierte, está muerto, insípido.
A veces en la mañana, para despertar de súbito, como si me estuviese drogando, entonces, sin darme cuenta me inyecto su aroma.
Sí, ya lo sé, para ustedes no es más que café, pero para mí no es una taza, es un refugio: y no es sólo café, porque al mismo tiempo es sentir su piel, su mirada penetrante, las llamas que me trago, que me recorren desnudo por la noche, que me queman por dentro de la forma más sexual posible. Porque sepan ahora que hay una relación entre nosotros. Mientras ellos están excitados con sus infantiles “cyberlovers”, yo me estoy regocijando, estoy yendo a la cama una y otra vez, te estoy sintiendo.
Como me gustaría invitarte un café, quizás si tan sólo te lo hubiera dicho. Si tan sólo nos hubiésemos sentado buscándonos la mirada con una taza entre las manos. Quizás, si hubieses esperado quince minutos. Ahora estaríamos desnudos preparando otro. Tú no estarías tan llena de barro...