domingo, 27 de abril de 2008

Fanfarronerías Empíricas

En una curva geométrica se debilitan las ganas, una curva incierta en los confines del espacio, una curva figurada en las fauces de la tierra, que es un riel ondulando para el paso del mundo, un espacio sin tiempo aminorado por la luz extraviada sin rumbo. Fácilmente se verán los los barcos descender por el horizonte cuando dentro de una botella se azote un huevo, un huevo pulido como perla del conocimiento, deshecho después por el fuego. Concentración es necesaria en el centro, lugar de la esfera en donde se alborota el magna candente de ofuscadas figuras infernales. Entonces devolverse al principio sería lo mismo que tocar el cielo. ¿Será tan cierto que sufrimos por lo que hemos olvidado en el espacio intermedio? Pero, ¿durante cuánto tiempo cedemos?, ¿cuándo tiempo venimos cayendo rasgando el aire? Dándole motivos al sol hambriento para matarnos sin tregua, sin mirarnos por dentro. Si el universo es un lápiz pendiendo de su punta, si la eternidad es tan sólo una serpiente comiéndose su cola a medida que se agranda su vientre, las vidas serían pequeñas hojas cayendo tan lentas como las gotas de sangre enfrentadas a la gravedad inmune, a las recortadas palabras del severo viejo de la manzana. Pero, si el resto de verdad falsada con hipótesis sensuales y cobardes se abre burlescamente corriendo por las jugarretas de un extravagante sastre judío... Entonces sabremos que Dios ha estado ordenando las piezas ya puestas del juego, que estaba ahí desde el principio...

jueves, 24 de abril de 2008

Dejando la Sangre correr

Tengo el final vacilante,
un final que seduce a la distancia.
Silbaba lejano y frío bajos los árboles incautos,
mientras yo miraba sin sombras,
esquivando ese miedo de quedarme sin aire.

Pareciera que durante todo un siglo lo estuve mirando,
necesitaba de flores gastadas que me forjaran el paso.

Corto y voy abriendo una fisura en la faz de los bosques,
un volcán que llora furioso se eriza de sangre,
por mucho que caigan los cielos y se desvanezcan mis manos,
ya es muy tarde porque ya ha sido tomado.

Entonces decido desangrarme,
sé que estoy estrangulando la voluntad divina.
Ya he tratado matarme sin decisión;
y siempre se presenta un desequilibrio,
un desencanto hundido en los labios.

Me gustaría tanto bañarte mientras me estoy desangrando,
no es al amor al que canto, la verdad,
increpo a la pulcra e inmolada hoja en blanco.

Tú, Almendra,
que a veces vienes fragante y cubierta de ríos.
Tú, que te agitabas corriendo por mis venas,
dime ¿cuál es el momento matemático en que debo dejarte?

Muchas veces te he agobiado con versos
no logrando fijarte allá en lo alto.
¿Cómo puedo vivir eterno
el momento en que te estuve mirando?

Ya no hables Almendra,
ya no digas nada, es demasiado tarde,
yo ya me he desangrado.

sábado, 12 de abril de 2008

Con los primeros fríos del invierno

He pensado en cocer mis últimos pensamientos. Hervirlos todos en una fuente negra, tan negra como infatigable, puede que allí se me abra una fisura en el tiempo; y descubriría que la muerte se difumina si la reduces a un imperante vocativo, que el fuego se detiene a veces, que ella aún vive en ese perdido lugar de siempre. Yo que lo he tenido todo, aún podría seguir fingiendo sin vergüenza.

Me he tragado cerros y estrellas con sólo fijar la mirada. He creado bocetos de colores inconclusos, a cada uno le di un nombre sólo pronunciable con suspiros. Caminé por las fauces de lobos gigantes, desenterré vestigios de un futuro servido en copas de agua que se deslizaron por las venas de mi mano. Fastidios, cuantos fastidios con el ceño fruncido, con la severa mirada inmutable, que ahora tan sólo es el arquetipo de un Saltimbanqui de circo.

Pienso recobrar todo lo que volaba en esos días, puede que guardándolo en alguna pesquisa del alma perdure por las vidas que faltan. Yo no sabía que el dolor era una piedra contrayendo el pecho tan lento, que a veces puedes marearte de pena, que vomitar el aire de alguna forma es inevitable. Yo no pensé que los confines de tus ojos aspirarían tan fuertemente el olvido. Yo que lo tuve todo, ahora por lástima, lo cual parece muy chistoso, tan sólo quisiera de nuevo, volver a estar vacío..