La palabra reversible,
una imagen ambigua de superficie
cubierta con telarañas doradas.
La palabra aglutinante
fugitiva del pensamiento,
refugiada entre las cosas del mundo.
La palabra, tú debes saber, Octavio,
tú que la manoseas como puta
y la recuestas sobre nubes de plata.
La palabra moribunda con los pies mullidos,
siete flechas clavadas en mi pecho,
como siete reproducciones de muerte permanente.
La palabra que no ayuda, que sugiere hasta el hastío
lo que los años fraguan en mi tinta.
2 comentarios:
Cada palabra una imagen, cada una un sentido...qué valor le damos a las palabras!
Gracias por comentar mi poema. Se agradece toda tu crítica.
Me gustaría leer más cosas tuyas. No dejes que este blog se duerma, y menos que muera.
Besos
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