viernes, 20 de junio de 2014

Yo la sentí tan mía


Yo la sentí tan mía que no pude contenerla
y eso que los caminos nos besaban sin reposo.

Tan mía
que era mi océano sin tregua
entre las montañas,
la tierra temblaba por su mirada en mis manos
y los cuchillos caían al plato de la sed
mientras yo cortaba el tiempo
para hacerla parte de mi cabeza
y dejarla correr por mi sangre.

Ahora el dolor es un tinglado
en las estrellas que se fugaron
buscando una intimidad avergonzada de sí misma.

La sentí tan mía
hasta que me tragué sus ojos
y no pude volver a verla,
hasta que mis manos
terminaron con su sonrisa,
me fracturé en la tinta
y fui cediendo posesión.

A veces despierto 
y los cigarros me esperan en alguna plaza.
Voy por las calles indiferentes
Quizás el amor sea algo olvidado en un rincón de la casa
no importa lo que haga,
no importa lo que haga...
Mis piernas siguen muertas.

No hay comentarios: